domingo, 6 de julio de 2008

Entre Los Marginados De Calcuta

Vistiendo el sari blaco de las mujeres indias más pobres, bordado de azul, el color preferido de la Virgen, y sostenido por un crucifijo, con un par de sandalias en los pies, pocas rupias (la moneda india) en el bolsillo, Madre Teresa se mudó a la terrible periferia de Calcuta, un hormigero de gente compuesto de familias enteras que vivían al límite de la supervivencia, durmiendo en la calle. Estas familias no eran solo de Calcuta: miles de personas llegaban cada día a la ciudad para huír de la carestía, de las calamidades naturales que flageaban la región, de la guerra.Cerca de la "Misión médica americana" Madre Teresa aprendió en poco tiempo aquello que le podría aserle útil, y armada solo de una gran fe en Dios y una voluntad de hierro, comenzó a reunir por las calles a niños abandonados, ensenñándoles a lavarse, a leer y a escribir. Luego, decidió dedicarse también a los enfermos y a los moribundos que recogía de las calles. Su obra resultó tan extraordinaria que le llegaron las primeras colaboraciones, cada vez más numerosa. Un funcionario del Gobierno fue el primero en ofrecerle dos habitaciones en su propia casa, que ella llenó de enfermos.Algunas de sus antiguas estudiantes llegaron espontáneamente para ayudarla con alimentos y dinero, y luego comenzaron a quedarse para curar enfermos; una de estas estudiantes, una encantadora joven de diecinueve años, perteneciente a una rica familia católica, fue la primera de muchas otras que abandonan todo para seguirla.

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